Desde hace años, para mí septiembre es ese momento en el que me doy cuenta de que no cumplí lo que pretendía hacer y tengo que empezar a jugar otra vez desde la casilla de salida.
¿Te ha ocurrido alguna vez?
Las vacaciones (o lo que muchos llaman “vacaciones”) quedan atrás. Porque para muchas, estas semanas no han sido un descanso real, sino una etapa con incluso más carga mental y emocional: horarios que cambian, niños en casa todo el día, responsabilidades que se multiplican, y casi nada de tiempo para una misma.
Durante el verano, muchas planificamos una lista de propósitos: asuntos pendientes, hacer realidad sueños aplazados, encontrar más tiempo para nosotras… Y estamos convencidas de que estas semanas supondrán nuestra oportunidad para avanzar.
Pero al terminar las vacaciones, la lista sigue igual de larga , y a esa realidad se suma una nueva compañera de camino: la frustración.
Y es que el tiempo que soñábamos dedicar a nuestros propósitos se diluyó entre obligaciones, “prioridades”, imprevistos y esa carga emocional que a menudo normalizamos. Entonces, surge esa sensación de peso, de angustia e incertidumbre.
Pero, a pesar de la frustración, la culpa y de lamentarnos por lo rápido que ha pasado el tiempo, comienza a aparecer nuestro coraje. Esa fuerza interna que nos impulsa a decir: “Está bien… Veamos cómo me planteo estos próximos meses.” Es el momento en que decidimos tomar las riendas de nuevo, agarrar el toro por los cuernos y buscar nuevas formas de volver a intentarlo.
Pero no basta con querer cambiar. Necesitamos no sólo una palanca que nos impulse a pasar de la reflexión a la acción, sino también conocer los “cómos”. Esa palanca puede ser tu compromiso contigo misma, y los “cómos” la información, las herramientas y las estrategias que harán posible ese cambio.
Como Terapeuta de Alto Impacto, acompaño a muchas mujeres en este proceso. Mujeres que, igual que tú, han sentido esa carga, ese cansancio por volver a empezar, pero que decidieron dar un paso hacia su propio poder personal. Y es que a veces solo necesitamos a alguien que nos guíe para cambiar nuestro enfoque, reconocer nuestro valor y elegir con coraje lo que nos hace bien.
¿Y si este septiembre no empezaras en la casilla de salida?
¿Y si decides cambiar la estrategia para aprovechar lo aprendido y dar un nuevo paso con una forma distinta de jugar?
No se trata de volver a comenzar la partida, sino de continuarla con más claridad y herramientas que antes no tenías.
Septiembre te pone frente a dos opciones: seguir jugando como siempre… o jugar para ganar.
Estoy aquí para acompañarte en esta nueva etapa de tu juego.